
DE VERDE ….. A ROSA
Estamos en fiestas, lo comprendo pero es que Marbella es caótica en cuanto a circulación se refiere, sobre todo porque jamás entenderé por qué las cabezas, que no digo mentes, pensantes
ponen a trabajar los empleados municipales en chapuzas absurdas que perfectamente podrían efectuarse en cualquier otro momento del año.
Pues no, tienen que hacerlo en feria, cortando la mitad de la principal avenida que atraviesa de Oeste a Este Marbella.
Y precisamente, voy yo y decido coger el coche, que por cierto raramente lo cojo para ir al centro, Diez minutos parada en el primer cruce, del verde al rojo y viceversa. Mira que bien; el de mi derecha se fumo un cigarrito; el de mi izquierda preparó albóndigas porque hay que ver como rebuscaba en el fondo de sus fosas nasales, y mientras yo mirando, porque la compañía no invitaba precisamente a la charla.
Media horita larga en un recorrido que habitualmente lleva tres minutos, y ahora toca aparcar. O tienes suerte a la primera o te vas directamente al parking. Está claro que no era mi día, os podéis imaginar lo que ocurrió.
Todo esto porque debía recoger en la agencia de viajes la documentación de nuestro próximo viaje. Cuando me asomo a la puerta había al menos cinco personas esperando y otras tanto siendo atendidas. Lo primero que me vino a la mente eran los minutos de parking que me tocaría pagar, después tranquilamente pedí la vez como si de una carnicería se tratase.
A los tres cuartos de hora ya no sabía que postura tomar en la silla y decidí levantarme y ojear los folletos que invitan a viajar con múltiples ofertas. Me podía haber estado quietecita esperando mi turno, pero no, tenía que echar algo a mis ojos para matar el rato. ¡! HORROR ¡! Fiordos, Noruega… mi barco, mi crucero, no puede ser; ofertas al 50%, regalo de vuelos, paquetes de bebidas. Decidí colocar mi pandero en lugar seguro porque sentía que las piernas me temblaban, la bilirrubina me ascendía y en cualquier momento iba a gritar. El único movimiento que mis músculos ejercitaron, fue el levantamiento de mi mano con el folleto abierto haciendo todo tipo de señales llamando la atención de Raquel, la señorita que tenía mi documentación ya pagada desde hace meses. Gesticulaba con tanto ímpetu que optaron por atenderme, porque debía de estar verde de rabia.
Casi no podía articular palabras, mostrando la oferta de mi crucero que reservé el año pasado, ahora a mitad de precio. Le dije: Dime que esto no es verdad… menos mal que ya no quedaba nadie en la agencia porque de un momento a otro notaba que me iba a salir sapos por mi boca. La muchacha no sabía que decirme salvo que los folletos habían llegado hoy y ni siquiera ella estaba enterada de las nuevas ofertas. Llamó a Costa Cruceros para intentar arreglar el desaguisado. Estamos hablando de unos mil euros, que no es moco de pavo. Nada, le contestan que esta oferta no tiene efecto retroactivo, si quiero acogerme a la oferta debo anular mi reserva con el consiguiente gasto y volver a empezar. Demasiado tarde, mi tono de voz se tornó amenazante y sinceramente no recuerdo lo que dije o hice pero debió de ser muy fuerte porque me dijeron que intentarían resarcirme de alguna forma aunque sólo sea con alguna migaja, pero que me calmara. Me llamarían esta tarde para decirme algo pues iban a consultar con… me da igual con quién.
Salí de la agencia a las dos y media de la tarde, hablando sola, ni siquiera me importaba ya la mísera cantidad que tuve que abonar de parking, estaba pensando en el timo de la estampita. ¡! Cómo se lo contaba a mi José ¡!
Yo que había preparado este viaje con tanto cariño y antelación, para ahorrarnos un dinerillo y toma ya, la crisis ha llegado a los cruceros y ahora dan un dos por uno.
O sea que el del camarote vecino es posible que se haya ahorrado los vuelos hasta Copenhague y encima le dan un paquete de bebidas ilimitadas gratis.
Hoy no he comido de la rabieta que tenía… menos mal que José me ha tranquilizado y el móvil suena… Me dan esperanzas. Con los vuelos no pueden hacer nada, pero me consiguen el paquete de bebidas. Os aseguro que me voy a emborrachar todos los días porque estos de Costa Cruceros se van a enterar.
Menos mal que toca diana, la hora de salir para ver bailar a las niñas por el paseo marítimo. Esto me alivia, el huracán se convierte en tormenta tropical y ahora mismo ya no queda ni eso. Creo que he descargado mi ira verde con vosotros y ahora me voy a descansar rosita. Mañana saldrá el sol igual que todos los días, pero yo no volveré a pagar un viaje con antelación. Lo haré a débito