jueves, 29 de enero de 2009

Soledad

El ser humano evoluciona gracias a su facultad para relacionarse. Es fundamental para la continuidad de nuestra especie.

De una forma natural nos comunicamos con nuestro entorno y aún mas con el resto de la familia de los humanos.

Las formas de comunicacion están cambiando constantemente pero el contacto personal centre las personas sigue siendo una necesidad vital.

¿ Qué ocurre cuando por alguna razón una persona se siente sola ? Y no me refiero a la soledad impuesta por uno mismo, sino a estar solo.
Lo primero que hacemos es hablar con uno mismo. Pero no tenemos respuesta o viene dada instantaneamente por nuestras emociones que nos traicionan con demasiada facilidad.
Lo segundo es un desbordamiento de la imaginación. Esta fuente de creación bien encauzada resulta de gran utilidad, pero cuando se abusa de ella resultan caóticos sus resultados.
Por fin buscamos en el cajón de los recuerdos. Primero abrimos uno, lo exprimimos al máximo, extrayendo los más ínfimos detalles, algunos de ellos no muy agradables. Después abrimos otro y otro hasta darnos cuenta que realmente no vivimos en tiempo real.

Nadie participa con nosotros, estamos solos, solos con nuestros pensamientos. Si no podemos compartir, para que sirve recordar. Comienzan las dudas y poco a poco entristecemos. Sí, la tristeza es la enfermedad de la soledad.

Gritas sin voz, pero nadie te escucha. Lloras en silencio y nadie te seca las lágrimas.

Ningún medicamento cura la tristeza. La sufren niños, adultos y ancianos. Sólo hay que mirar a nuestro alrededor. Unicamente otro ser humano puede curarnos. Un niño que se acerca a jugar con otro niño. Un ser humano que tiende la mano a otro prestando su compañia o el acercamiento cariñoso a un anciano son las medicinas más eficaces.

No todas las personas son optimistas por naturaleza, algunas veces la serotonina o las adversidades de la vida nos juegan una mala pasada, hablamos entonces de los pesimistas. Aún así, todos, en algun momento de la vida pueden sufrir esta enfermedad.

Aquellos que tienen la suerte de estar siempre acompañados bien sea por su trabajo o su entorno social, no siempre perciben ni comprenden ese sentimiento de soledad. No es una debilidad, si es que alguién lo piensa, sino la ausencia de una necesidad natural de compañia que es inherente al ser humano desde que lo es.

Dar, recibir y compartir para alcanzar una ilusión, produce felicidad.

1 comentario:

  1. Fenomenal artículo el que acabo de leer y que, repasándolo de nuevo, me hace sentir vivo y con ganas de dar y compartir felicidad con los demás y, de manera prioritaria, con los míos.

    Porque, como bien siento, yo nunca podré sentirme solo sabiendo que tú estás a mi lado.

    José Manuel

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